En una nota escrita para la Revista Noticias, la arquitecta y docente Pilar Lucena reflexiona acerca de la importancia de la educación permanente, que puede abrirnos puertas a nuevas oportunidades y enriquecer tanto nuestra vida personal como profesional.
Arquitecta Pilar Lucena - FORMA [espacio de arquitectura]
Hace más de diez años me dedico a la docencia universitaria dentro del ámbito privado, y cada vez se vuelve más frecuente entre los alumnos a los que acompaño la sensación de no sentirse preparados para enfrentar los desafíos del mundo laboral que los espera que, como todos sabemos, demanda habilidades específicas y prácticas que van más allá de los conocimientos teóricos adquiridos en la facultad.
Queda en evidencia entonces que el formato de enseñanza actual ya no aplica para formar a los trabajadores del futuro. Y esto ya se ve reflejado, incluso, en las dificultades que atraviesan quienes hoy están en las fuerzas laborales y sienten que su formación no fue la más acorde para afrontar su día a día profesional.
En este contexto, surge la formación continua como propuesta frente a la incertidumbre. También conocida como educación permanente o aprendizaje continuo, este tipo de formación hace referencia al proceso de adquisición de conocimientos, habilidades y competencias a lo largo de toda la vida. A diferencia de la educación tradicional, que se concentra en una etapa específica de la vida (como la escolarización o la universidad), la formación continua es un proceso dinámico y constante que se adapta a las necesidades y los desafíos cambiantes del mundo actual.
Este tipo de educación puede manifestarse de diversas maneras, desde cursos cortos y talleres hasta programas de capacitación online, pasando por seminarios, conferencias y programas de mentoría. Lo importante es que la formación continua abarca una amplia gama de modalidades y disciplinas, lo que permite expandir nuestros conocimientos y habilidades en áreas específicas de interés o relevancia profesional.
En este sentido, la formación continua no es simplemente un proceso, sino una mentalidad que impulsa la adaptabilidad, la mejora constante y la innovación, ya que nos otorga la oportunidad de pulir no solo los conocimientos teóricos ya adquiridos, sino también las habilidades blandas, como el trabajo en equipo, el liderazgo, la comunicación efectiva y el pensamiento crítico, que son esenciales en cualquier entorno laboral.
En un mundo donde la única certeza es el cambio, aquellos que decidan hacer del aprendizaje un hábito, estarán mejor posicionados para enfrentar los desafíos y capitalizar las oportunidades que surgen. Por este motivo, desde FORMA [espacio de arquitectura] estamos comprometidos en diseñar formaciones cortas, accionables y pensadas especialmente para equipar a nuestros alumnos con las competencias reales que necesitan para destacarse en la carrera y crecer profesionalmente en el dinámico escenario laboral contemporáneo.
Los invitamos a leer la nota, en el espacio digital de la Revista Noticias:
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